2 Corintios (RV-SBT)

 


2 Corintios
1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  11  12  13



 

2 Corintios capítulo 1 

1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, juntamente con todos los santos que están en toda Acaya:

2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,

4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por medio de Cristo nuestra consolación.

6 Mas si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se obra en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación;

7 y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, sabiendo que como sois partícipes de las aflicciones, así también lo seréis de la consolación.

8 Porque no queremos, hermanos, que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos cargados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de tal manera que perdimos la esperanza aun de seguir con vida.

9 Pero nosotros tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que levanta a los muertos;

10 quien nos libró y libra de tan gran muerte, en quien esperamos que aún nos librará,

11 ayudándonos también vosotros con la oración a favor nuestro, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.

12 Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros.

13 Porque no os escribimos otras cosas de las que leéis o también entendéis; y espero que aun hasta el fin las entenderéis;

14 como también en parte habéis entendido que nosotros somos vuestra gloria, así como también vosotros la nuestra en el día del Señor Jesús.

15 Y con esta confianza quise primero ir a vosotros, para que tuvierais un segundo beneficio;

16 y pasar por vosotros a Macedonia, y de Macedonia venir otra vez a vosotros, y ser encaminado por vosotros a Judea.

17 Así que, pretendiendo esto, ¿usé quizá de liviandad? O lo que pienso hacer, ¿lo pienso según la carne, para que haya en mí el sí, sí, y el no, no?

18 Pero como Dios es fiel, nuestra palabra para vosotros no es sí y no.

19 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que por nosotros ha sido predicado entre vosotros, por mí y Silvano y Timoteo, no ha sido sí y no, mas ha sido sí en él.

20 Porque todas las promesas de Dios son en él sí, y en él amén, por medio de nosotros para la gloria de Dios.

21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios;

22 quien también nos ha sellado y ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.

23 Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que por ser indulgente con vosotros no he ido todavía a Corinto.

24 No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que somos colaboradores para vuestro gozo, porque por la fe estáis firmes.


 

2 Corintios capítulo 2 

1 Esto, pues, determiné en mí mismo, no ir otra vez a vosotros con tristeza.

2 Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a quien yo contristé?

3 Y esto mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga tristeza de parte de los que me debiera gozar, confiando en todos vosotros de que mi gozo es el de todos vosotros.

4 Pues por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fuerais contristados, sino para que supierais el abundante amor que tengo por vosotros.

5 Pero si alguno me contristó, no me contristó a mí sino en parte, por no cargaros a todos vosotros.

6 Le basta al tal esta reprensión hecha por muchos.

7 Así que, al contrario, vosotros más bien lo debéis perdonar y consolar, para que el tal no sea consumido de demasiada tristeza.

8 Por lo cual os ruego que confirméis el amor hacia él.

9 Porque también con este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo.

10 Y al que vosotros perdonéis, yo también; porque también yo, si algo he perdonado, a quien lo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo;

11 para que no seamos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus maquinaciones.

12 Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque me fue abierta puerta en el Señor,

13 no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi hermano Tito. Así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.

14 Mas a Dios gracias, quien nos hace triunfar siempre en Cristo y manifiesta el olor de su conocimiento por nosotros en todo lugar.

15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden;

16 a estos, ciertamente, olor de muerte para muerte, y a aquellos, olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?

17 Porque no somos como muchos, que adulteran la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, delante de Dios, hablamos en Cristo.


 

2 Corintios capítulo 3 

1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?

2 Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres;

3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo ministrada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

4 Y tal confianza tenemos por medio de Cristo para con Dios.

5 No que seamos suficientes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios;

6 quien asimismo nos hizo ministros suficientes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica.

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no podían poner los ojos en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual se había de desvanecer,

8 ¿cómo no será con mayor gloria el ministerio del Espíritu?

9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justicia.

10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este caso, por razón de la excelente gloria.

11 Porque si lo que se desvanece tuvo gloria, mucho más será con gloria lo que permanece.

12 Así que, teniendo tal esperanza, actuamos con mucha confianza;

13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no pusieran los ojos en el fin de lo que había de desvanecerse.

14 Pero los sentidos de ellos se embotaron, porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo no descubierto en la lectura del antiguo pacto, el cual por Cristo es quitado.

15 Pero hasta el día de hoy, cuando es leído Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.

16 Mas cuando se conviertan al Señor, el velo será quitado.

17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, como por el Espíritu del Señor.


 

2 Corintios capítulo 4 

1 Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos alcanzado, no desmayamos;

2 antes bien renunciamos a las cosas ocultas y vergonzosas, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios.

3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, para los que se pierden está encubierto;

4 entre los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios.

5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y a nosotros vuestros siervos por causa de Jesús.

6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros;

8 estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;

9 perseguidos, mas no desamparados; abatidos, mas no destruidos;

10 llevando siempre en el cuerpo la muerte del Señor Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.

11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.

13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé; nosotros también creemos, por lo cual también hablamos;

14 sabiendo que el que levantó al Señor Jesús, a nosotros también nos levantará por Jesús, y nos presentará con vosotros.

15 Porque todas estas cosas padecemos por vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.

16 Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.

17 Porque lo leve de nuestra tribulación momentánea produce en nosotros un sobremanera excelente y eterno peso de gloria;

18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.


 

2 Corintios capítulo 5 

1 Porque sabemos que si la casa terrestre de nuestro tabernáculo se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos.

2 Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación celestial,

3 y cuando seamos vestidos, no seremos hallados desnudos.

4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos estando cargados; porque no quisiéramos ser desnudados, sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien también nos ha dado las arras del Espíritu.

6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor

7 (porque por fe andamos, no por vista).

8 Pero confiamos, y más bien quisiéramos estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor.

9 Por tanto, procuramos también, o presentes o ausentes, serle agradables;

10 porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que haya hecho estando en su cuerpo, sea bueno o sea malo.

11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; mas a Dios somos manifiestos, y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.

12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino que os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón.

13 Porque si estamos locos, es para Dios; y si estamos cuerdos, es para vosotros.

14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto, que si uno murió por todos, luego todos murieron;

15 y por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ahora ya no lo conocemos así.

17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.

18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Jesucristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.

19 Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación.

20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio nuestro; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

21 Porque al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.


 

2 Corintios capítulo 6

1 Así nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios

2 (porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido; he aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación),

3 no dando a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado;

4 antes bien, recomendándonos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias,

5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en vigilias, en ayunos,

6 en pureza, en conocimiento, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor no fingido,

7 en palabra de verdad, en poder de Dios, por armas de justicia a diestra y a siniestra,

8 por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces;

9 como ignorados, pero conocidos; como muriendo, pero he aquí vivimos; como castigados, pero no muertos;

10 como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo.

11 Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado.

12 No estáis estrechos en nosotros, sino que estáis estrechos en vuestras propias entrañas.

13 Para corresponder, pues, del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros.

14 No os juntéis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?

16 ¿Y qué acuerdo el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

17 Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré,

18 y seré para vosotros Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.


 

2 Corintios capítulo 7 

1 Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

2 Admitidnos; a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado.

3 No lo digo para condenaros; pues ya he dicho antes que estáis en nuestros corazones, para morir y para vivir juntamente.

4 Mucha confianza tengo en vosotros, mucho me glorío respecto de vosotros; lleno estoy de consolación, sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones.

5 Porque cuando llegamos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestra carne, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, contiendas; de dentro, temores.

6 Mas Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito;

7 y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él fue consolado acerca de vosotros, haciéndonos saber vuestro gran deseo, vuestro llanto, vuestro celo por mí, de manera que me regocije aún más.

8 Porque aunque os contristé con la carta, no me arrepiento, aunque me arrepentí; porque veo que aquella carta, aunque fuera por algún tiempo, os contristó.

9 Ahora me regocijo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecierais por nuestra parte.

10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, del que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.

11 Porque he aquí, esto mismo que hayáis sido contristados según Dios, cuánta solicitud ha producido en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué gran deseo, qué celo, qué vindicación. En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.

12 Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que hizo el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que os fuera manifiesta nuestra solicitud por vosotros delante de Dios.

13 Por tanto, hemos sido consolados en vuestra consolación; pero mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su espíritu por todos vosotros.

14 Pues si de algo me he gloriado con él acerca de vosotros, no he sido avergonzado; antes, como todo lo que os hemos hablado era con verdad, así también nuestro gloriarnos delante de Tito resultó ser verdad.

15 Y su afecto entrañable es más abundante para con vosotros, cuando se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor.

16 Por tanto, me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros.


 

2 Corintios capítulo 8 

1 Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que ha sido dada a las iglesias de Macedonia;

2 que en gran prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.

3 Porque conforme a sus fuerzas, yo testifico, y aun más allá de sus fuerzas han dado voluntariamente,

4 pidiéndonos con muchos ruegos que aceptáramos la dádiva y la participación en el servicio para los santos.

5 Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y a nosotros por la voluntad de Dios.

6 De manera que exhortamos a Tito que, tal como comenzó antes, asimismo acabe también esta obra de gracia entre vosotros.

7 Por tanto, como en todo abundáis, en fe, y en palabra, y en conocimiento, y en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, que también abundéis en esta gracia.

8 No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por la diligencia de otros, también la sinceridad de vuestro amor.

9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por causa de vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos.

10 Y en esto doy mi consejo, porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino aun a quererlo, desde el año pasado.

11 Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como hubo solicitud en el querer, así también la haya en el cumplir conforme a lo que tenéis.

12 Porque si primero hay solicitud, será acepta por lo que uno tiene, no por lo que no tiene.

13 Porque no digo esto para que haya para otros desahogo y para vosotros estrechez,

14 sino para que en este tiempo, con igualdad, vuestra abundancia supla la falta de ellos, para que también la abundancia de ellos supla vuestra estrechez, para que haya igualdad,

15 como está escrito: El que recogió mucho no tuvo de más, y el que poco, no tuvo de menos.

16 Pero gracias a Dios que puso la misma solicitud por vosotros en el corazón de Tito,

17 pues a la verdad recibió la exhortación; mas estando también muy solícito, voluntariamente partió hacia vosotros.

18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias;

19 y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como nuestro compañero de viaje para llevar esta dádiva, que es administrada por nosotros para gloria del mismo Señor y para demostrar vuestra solicitud;

20 evitando esto, que alguien nos vitupere en esta abundancia que ministramos,

21 procurando lo honesto, no sólo delante del Señor, sino también delante de los hombres.

22 Enviamos también con ellos a nuestro hermano, a quien hemos hallado diligente muchas veces en muchas cosas, pero ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros.

23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias y gloria de Cristo.

24 Mostrad, pues, para con ellos y ante las iglesias la prueba de vuestro amor y de nuestro gloriarnos acerca de vosotros.


 

2 Corintios capítulo 9 

1 Porque en cuanto al servicio para los santos, me es por demás escribiros;

2 pues conozco vuestra solicitud, de la cual me glorío yo entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a muchos.

3 Mas he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en este caso, para que, como lo he dicho, estéis preparados;

4 no sea que, si vinieren conmigo algunos macedonios y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, por esta confianza de gloriarnos.

5 Por tanto, consideré necesario exhortar a los hermanos que fueran primero a vosotros, y prepararan de antemano vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como generosidad y no como mezquindad.

6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

7 Cada uno como propuso en su corazón, no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

9 como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre.

10 Y el que da semilla al que siembra también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,

11 para que seáis enriquecidos en todo para toda generosidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

12 Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que falta a los santos, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;

13 que por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la generosidad de contribuir para ellos y para todos.

14 Y en la oración de ellos por vosotros, os quieren a causa de la eminente gracia de Dios en vosotros.

15 Gracias a Dios por su don inefable.


 

2 Corintios capítulo 10 

1 Y yo mismo, Pablo, os ruego por la mansedumbre y benignidad de Cristo, yo que presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy atrevido con vosotros;

2 ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que ser atrevido con la confianza con que pienso ser osado con algunos que nos tienen como si anduviéramos según la carne.

3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne.

4 Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,

5 destruyendo argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo,

6 y estando preparados para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea completa.

7 ¿Miráis las cosas según la apariencia? Si alguno está convencido en sí mismo de que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.

8 Porque aunque me gloríe algo más de nuestra autoridad (la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción), no seré avergonzado,

9 para que no parezca como que os quiero atemorizar por cartas.

10 Porque a la verdad, dicen, las cartas son graves y fuertes, mas la presencia corporal es débil y la palabra menospreciable.

11 Esto piense el tal, que así como somos en palabra por cartas estando ausentes, lo seremos también en hechos estando presentes.

12 Porque no osamos contarnos ni compararnos con algunos que se recomiendan a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos y comparándose consigo mismos, no son juiciosos.

13 Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la medida de la regla que Dios nos repartió, para llegar también hasta vosotros.

14 Porque no nos extendemos más allá de nuestra medida, como si no hubiéramos llegado hasta vosotros, porque también hasta vosotros hemos llegado con el evangelio de Cristo;

15 no gloriándonos desmedidamente en trabajos ajenos, sino teniendo esperanza de que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla,

16 para que anunciemos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en los términos de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado.

17 Mas el que se gloría, gloríese en el Señor.

18 Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien el Señor recomienda.


 

2 Corintios capítulo 11 

1 Ojalá tolerarais un poco mi locura; sí, toleradme.

2 Porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo marido, para presentaros como una virgen pura a Cristo.

3 Pero temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así sean corrompidos vuestros sentidos de alguna manera de la simplicidad que es en Cristo.

4 Porque si el que viene predicare a otro Jesús, que no hemos predicado, o recibiereis otro espíritu, que no habéis recibido, u otro evangelio, que no habéis aceptado, bien lo soportaríais.

5 Porque pienso que en nada he sido inferior a los grandes apóstoles.

6 Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy, sin embargo, en el conocimiento; mas somos del todo manifiestos a vosotros en todas las cosas.

7 ¿O cometí pecado humillándome a mí mismo, para que vosotros fuerais ensalzados, porque os he predicado el evangelio de Dios de balde?

8 He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros.

9 Y cuando estaba con vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, porque lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia; y en todo me guardé de seros gravoso, y me guardaré.

10 Como la verdad de Cristo está en mí, que no se me impedirá esta gloria en las regiones de Acaya.

11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.

12 Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que desean la ocasión, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros.

13 Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.

14 Y no es de maravillarse, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.

15 Así que, no es de extrañar si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

16 Otra vez digo: Que nadie me tenga por insensato; de otra manera, recibidme como a un insensato, para que yo también me gloríe un poquito.

17 Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme.

18 Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré.

19 Porque de buena gana toleráis a los insensatos, siendo vosotros sensatos.

20 Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se ensalza, si alguno os golpea en la cara.

21 Para vergüenza mía lo digo, que para eso nosotros fuimos débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura) también yo tengo osadía.

22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendencia de Abraham? Yo también.

23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo). Yo más. En trabajos, más abundante; en azotes, sin medida; en cárceles, más; en peligros de muerte, muchas veces.

24 De los judíos he recibido cinco veces cuarenta azotes menos uno.

25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado en lo profundo del mar;

26 en caminos, muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

27 en trabajo y fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez.

28 Además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

29 ¿Quién desfallece y yo no desfallezco? ¿Quién se escandaliza y yo no ardo de indignación?

30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré yo en lo que respecta a mi debilidad.

31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que es bendito por los siglos, sabe que no miento.

32 En Damasco, el gobernador del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos, queriendo prenderme;

33 y fui descolgado del muro en una canasta por una ventana, y escapé de sus manos.


 

2 Corintios capítul 12 

1 Ciertamente no me conviene gloriarme, pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor.

2 Conozco a un hombre en Cristo que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.

3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe),

4 que fue arrebatado al paraíso, y oyó palabras inefables que al hombre no le es dado expresar.

5 Del tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo, no me gloriaré sino en mis debilidades.

6 Por lo cual, si quisiere gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve u oye de mí.

7 Y para que por la grandeza de las revelaciones no me enaltezca sobremanera, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.

8 Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí.

9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.

10 Por lo cual me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

11 Me he hecho un insensato al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello; pues yo había de ser recomendado por vosotros, porque en nada he sido menos que los grandes apóstoles, aunque nada soy.

12 Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros con toda paciencia, en señales, y en prodigios, y en maravillas.

13 Porque ¿qué es en lo que habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga? Perdonadme este agravio.

14 He aquí, estoy preparado para ir a vosotros por tercera vez, y no os seré una carga, porque no busco vuestras cosas, sino a vosotros; porque no han de atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos.

15 Y yo de muy buena gana gastaré y me gastaré yo mismo por vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.

16 Mas sea así, yo no os fui gravoso, sino que, como soy astuto, os prendí por engaño.

17 ¿Acaso os he engañado por medio de alguno de los que he enviado a vosotros?

18 Rogué a Tito, y envié con él al hermano. ¿Os engañó quizá Tito? ¿No hemos caminado en el mismo espíritu y en las mismas pisadas?

19 ¿Pensáis que otra vez nos excusamos con vosotros? Delante de Dios en Cristo hablamos; y todo, muy amados, para vuestra edificación.

20 Porque me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado por vosotros cual no queréis; temo que haya entre vosotros contiendas, celos, iras, disensiones, difamaciones, murmuraciones, engreimientos, tumultos;

21 y que cuando vuelva, me humille mi Dios entre vosotros, y haya de llorar por muchos de los que antes han pecado y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y lujuria que han cometido.


2 Corintios capítulo 13 

1 Esta es la tercera vez que voy a vosotros. En boca de dos o de tres testigos constará todo asunto.

2 He dicho antes, y por segunda vez lo digo como si estuviera presente, y ahora estando ausente lo escribo a los que antes pecaron y a todos los demás, que si voy otra vez, no seré indulgente;

3 puesto que buscáis una prueba de Cristo que habla en mí, el cual no es débil para con vosotros, sino que es poderoso en vosotros.

4 Porque aunque fue crucificado por debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.

5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

6 Mas espero que conoceréis que nosotros no estamos reprobados.

7 Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que vosotros hagáis lo que es bueno, aunque nosotros seamos como reprobados.

8 Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad.

9 Por lo cual nos gozamos que seamos nosotros débiles, y que vosotros seáis fuertes; y aun esto deseamos: vuestra perfección.

10 Por eso os escribo esto estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificación, y no para destrucción.

11 Por lo demás, hermanos, tened gozo, sed perfectos, tened consolación, sentid una misma cosa, tened paz; y el Dios de amor y de paz estará con vosotros.

12 Saludaos los unos a los otros con beso santo.

13 Todos los santos os saludan.

14 La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.


2 Corintios   1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  11  12  13