1 Corintios
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1 Corintios capítulo 1
1 Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar, Señor de ellos y nuestro:
3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
4 Doy gracias a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Cristo Jesús,
5 que en todas las cosas habéis sido enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento,
6 así como el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros,
7 de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;
8 quien también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.
11 Porque me ha sido declarado acerca de vosotros, hermanos míos, por los que son de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.
12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, y yo de Apolos, y yo de Cefas, y yo de Cristo.
13 ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
14 Doy gracias a Dios que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
15 para que ninguno diga que yo lo bauticé en mi nombre.
16 Y también bauticé a los de la casa de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro.
17 Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no sea hecha vana la cruz de Cristo.
18 Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden; mas para los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
19 Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos.
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
21 Pues ya que, en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
22 Porque los judíos piden señal y los griegos buscan sabiduría,
23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;
24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios.
25 Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
27 sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar lo fuerte;
28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,
29 para que ninguna carne se jacte en su presencia.
30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, quien nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención;
31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
1 Corintios capítulo 2
1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con excelencia de palabra o de sabiduría, para anunciaros el testimonio de Dios.
2 Porque me propuse no saber cosa alguna entre vosotros, sino a Jesucristo, y a este crucificado.
3 Y yo estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;
4 y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría humana, sino con demostración del Espíritu y de poder,
5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre perfectos; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen;
7 sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció, porque si la hubieran conocido, no habrían crucificado al Señor de gloria;
9 antes, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para aquellos que lo aman.
10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por su Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
11 Porque, ¿quién de los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha concedido;
13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu Santo, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
14 Mas el hombre natural no recibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de juzgar espiritualmente.
15 En cambio, el espiritual juzga todas las cosas, pero él no es juzgado por nadie.
16 Porque, ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruyó? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
1 Corintios capítulo 3
1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
2 Os di a beber leche y no alimento sólido, porque aún no podíais, ni aún podéis ahora,
3 porque todavía sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?
4 Porque cuando uno dice: Yo ciertamente soy de Pablo, y otro: Yo de Apolos; ¿no sois carnales?
5 ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos, sino ministros por los cuales habéis creído, y eso según el Señor concedió a cada uno?
6 Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.
7 Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.
9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si alguno edificare sobre este fundamento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13 la obra de cada uno será manifestada, porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno, cuál sea, el fuego la probará.
14 Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno se quema, sufrirá pérdida, si bien él será salvo, aunque así como por fuego.
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros piensa ser sabio en este siglo, hágase necio para ser sabio.
19 Porque la sabiduría de este mundo es necedad para con Dios, pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos.
20 Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.
21 Así que, ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro:
22 sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir; todo es vuestro,
23 y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
1 Corintios capítulo 4
1 Téngannos los hombres por ministros de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
2 Ahora bien, se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel.
3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo.
4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; mas el que me juzga es el Señor.
5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, quien también alumbrará lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno tendrá de Dios la alabanza.
6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno os envanezcáis el uno contra el otro.
7 Porque, ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8 Ya estáis saciados, ya sois ricos, sin nosotros reináis; y ojalá reinarais, para que nosotros reináramos también juntamente con vosotros.
9 Porque pienso que Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; porque hemos sido hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.
10 Nosotros somos necios por amor de Cristo, y vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, y vosotros fuertes; vosotros honorables, y nosotros sin honra.
11 Hasta esta hora pasamos hambre, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos abofeteados, y andamos errantes,
12 y nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos;
13 somos calumniados, y rogamos; hemos venido a ser como la escoria del mundo, el desecho de todos hasta ahora.
14 No escribo esto para avergonzaros, sino que os amonesto como a mis hijos amados.
15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
16 Por tanto, os ruego que me imitéis.
17 Por esto os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mis caminos que son en Cristo, de la manera que enseño en todas partes en todas las iglesias.
18 Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiera de ir a vosotros.
19 Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quisiere, y conoceré, no las palabras de los que andan envanecidos, sino el poder.
20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?
1 Corintios capítulo 5
1 De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación que ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que uno tiene la mujer de su padre.
2 Y vosotros estáis envanecidos, y no os habéis más bien lamentado, para que fuera quitado de en medio de vosotros el que hizo tal acción.
3 Y ciertamente yo, como ausente en cuerpo mas presente en espíritu, ya he juzgado, como si estuviera presente, al que así ha cometido esta acción.
4 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo,
5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?
7 Limpiad, pues, la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura; porque nuestra Pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros.
8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad.
9 Os he escrito por carta que no os juntéis con los fornicarios;
10 no quiero decir absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.
11 Mas ahora os he escrito que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.
12 Pues, ¿por qué tengo yo que juzgar también a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?
13 Pero a los que están fuera, Dios los juzgará. Quitad, pues, a ese malvado de entre vosotros.
1 Corintios capítulo 6
1 ¿Osa alguno de vosotros, teniendo algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos y no delante de los santos?
2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas más pequeñas?
3 ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?
4 Por tanto, si tuviereis juicios por cosas de esta vida, poned para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia.
5 Para vergüenza vuestra lo digo. Así, ¿no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos?
6 Pero el hermano lleva a juicio al hermano, y esto ante los incrédulos.
7 Así que, por cierto, ya es una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien ser defraudados?
8 Pero vosotros cometéis el agravio y defraudáis, y esto a los hermanos.
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
11 Y esto erais algunos; pero ya estáis lavados, pero ya estáis santificados, pero ya estáis justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios.
12 Todas las cosas me son lícitas, pero no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, pero yo no seré dominado por ninguna.
13 Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero tanto al uno como a los otros destruirá Dios. Mas el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
14 Y Dios levantó al Señor, y también a nosotros nos levantará con su poder.
15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
17 Pero el que se une al Señor es un espíritu con él.
18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20 Pues sois comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1 Corintios capítulo 7
1 En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer.
2 Mas por causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
3 El marido cumpla con la mujer la benevolencia debida, y asimismo la mujer con el marido.
4 La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; e igualmente tampoco el marido tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
5 No os privéis el uno del otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en el ayuno y en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
6 Mas esto digo como concesión, no como mandamiento.
7 Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
8 Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería si se quedaran como yo.
9 Pero si no tienen don de continencia, cásense; pues mejor es casarse que quemarse.
10 Mas a los que están casados, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
11 pero si se separare, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no repudie a su mujer.
12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer incrédula, y ella consiente en habitar con él, no la repudie.
13 Y la mujer que tiene marido incrédulo, y él consiente en habitar con ella, no lo repudie.
14 Porque el marido incrédulo es santificado por la mujer, y la mujer incrédula por el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, pero ahora son santos.
15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
16 Porque, ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
17 Pero como Dios le repartió a cada uno, y como el Señor llamó a cada uno, así ande; y así ordeno en todas las iglesias.
18 ¿Es llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Es llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide.
19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
20 Cada uno en la vocación en que es llamado, en ella permanezca.
21 ¿Eres llamado siendo siervo? No te dé cuidado; pero también si puedes llegar a ser libre, procúralo más.
22 Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor; y asimismo el que es llamado siendo libre, siervo es de Cristo.
23 Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres.
24 Cada uno, hermanos, en el estado en que es llamado, en este permanezca para con Dios.
25 Pero acerca de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, que bueno es al hombre quedarse así.
27 ¿Estás ligado a mujer? No busques soltarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer.
28 Mas también si te casares, no pecas; y si la virgen se casare, no peca; pero los tales tendrán aflicción de carne; mas yo os la quiero evitar.
29 Pero esto digo, hermanos, que el tiempo es corto; lo que resta es que los que tienen mujer sean como los que no la tienen;
30 y los que lloran, como los que no lloran; y los que se alegran, como los que no se alegran; y los que compran, como los que no poseen;
31 y los que hacen uso de este mundo, como los que no lo usan; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32 Quisiera, pues, que estuvierais sin preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas que son del Señor, de cómo ha de agradar al Señor;
33 pero el casado se preocupa de las cosas que son del mundo, de cómo ha de agradar a su mujer.
34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la virgen. La soltera se preocupa de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu; mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo ha de agradar a su marido.
35 Pero digo esto para vuestro provecho, no para tenderos lazo, sino para lo honesto, y para que la dedicación al Señor sea sin impedimento.
36 Mas, si alguno piensa que es impropio para su hija virgen, si pasare ya de edad y así conviene que se haga, haga lo que quiera, no peca; cásese.
37 Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que tiene potestad sobre su propia voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar a su hija virgen, hace bien.
38 Así que el que la da en casamiento hace bien y el que no la da en casamiento hace mejor.
39 La casada está atada por la ley mientras vive su marido; mas si su marido muriere, es libre de casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.
40 Pero más dichosa será si se quedare así, según mi parecer; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.
1 Corintios capítulo 8
1 Y acerca de lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica.
2 Y si alguno se imagina que sabe algo, nada sabe aún como debe saber.
3 Mas si alguno ama a Dios, ese es conocido por él.
4 Acerca, pues, de la comida que es sacrificada a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay otro Dios, sino uno solo.
5 Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, sea en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
6 para nosotros, sin embargo, hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas, y nosotros somos en él; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas, y nosotros por él.
7 Mas no en todos hay este conocimiento; porque algunos, con conciencia del ídolo hasta ahora, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, es contaminada.
8 Si bien la comida no nos hace más aceptos ante Dios; porque ni que comamos, seremos más, ni que no comamos, seremos menos.
9 Pero mirad que esta libertad vuestra no sea tropezadero a los que son débiles.
10 Porque si te viere alguno a ti, que tienes conocimiento, que estás sentado a la mesa en el templo de los ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
11 Y por tu conocimiento se perderá el hermano débil por el cual Cristo murió.
12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos, e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, jamás comeré carne, para no escandalizar a mi hermano.
1 Corintios capítulo 9
1 ¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesucristo, el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
2 Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy, porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.
3 Esta es mi defensa ante los que me juzgan.
4 ¿Acaso no tenemos derecho de comer y de beber?
5 ¿Acaso no tenemos derecho de llevar con nosotros una hermana por mujer, como también los otros apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?
6 ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?
7 ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el ganado y no toma de la leche del rebaño?
8 ¿Digo esto como hombre? ¿O no dice esto también la ley?
9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes?
10 ¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues por causa de nosotros está escrito; porque con esperanza ha de arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto.
11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?
12 Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho; sino que lo sufrimos todo para no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.
13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas santas comen del santuario, y que los que sirven al altar participan del altar?
14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
15 Mas yo de nada de esto me aproveché, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque mejor me fuera morir, antes que nadie haga vana esta mi gloria.
16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; mas ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
17 Por lo cual, si lo hago de voluntad, premio tendré; mas si por fuerza, la dispensación me ha sido encargada.
18 ¿Cuál, pues, es mi premio? Que, predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no usar mal de mi derecho en el evangelio.
19 Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar al mayor número.
20 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley, como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley;
21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino en la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.
22 Me he hecho a los débiles como débil, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que por todos los medios salve a algunos.
23 Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, mas uno solo recibe el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
25 Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
26 Así que yo de esta manera corro, no como a cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire;
27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado.
1 Corintios capítulo 10
1 Mas no quiero, hermanos, que ignoréis que todos nuestros padres estuvieron bajo la nube, y todos pasaron a través del mar,
2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
3 y todos comieron el mismo alimento espiritual,
4 y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.
5 Pero de la mayoría de ellos no se agradó Dios, por lo cual quedaron postrados en el desierto.
6 Pero estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.
7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantaron a jugar.
8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.
9 Ni tentemos a Cristo, como también algunos de ellos lo tentaron, y perecieron por las serpientes.
10 Ni murmuréis, como también algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.
11 Y todas estas cosas les acontecieron como ejemplo, y fueron escritas para nuestra amonestación, para quienes ha llegado el fin de los siglos.
12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
13 No os ha sobrevenido tentación que no sea humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
14 Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.
15 Como a prudentes os hablo; juzgad vosotros lo que digo.
16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
17 Porque nosotros, siendo muchos, somos un solo pan, un solo cuerpo, pues todos participamos de un solo pan.
18 Mirad a Israel según la carne. Los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?
19 ¿Qué, pues, digo? ¿Que el ídolo es algo? ¿O que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?
20 Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros seáis partícipes de los demonios.
21 No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.
22 ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?
23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
24 Nadie busque su propio bien, sino cada uno el del otro.
25 De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia,
26 porque del Señor es la tierra y su plenitud.
27 Y si algún incrédulo os llama, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia.
28 Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró y por causa de la conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud.
29 La conciencia, digo, no tuya, sino del otro. Pues, ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia de otro?
30 Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello por lo que doy gracias?
31 Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
32 Sed sin ofensa a judíos, y a gentiles, y a la iglesia de Dios;
33 como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
1 Corintios capítulo 11
1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
2 Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué.
3 Mas quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo.
4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta afrenta su cabeza.
5 Mas toda mujer que ora o profetiza con la cabeza no cubierta afrenta su cabeza, porque es lo mismo que si estuviera rapada.
6 Porque si la mujer no se cubre, córtese también el cabello; y si le es deshonroso a la mujer cortarse el cabello o raparse, cúbrase.
7 Porque el varón ciertamente no debe cubrirse la cabeza, pues es imagen y gloria de Dios, mas la mujer es gloria del varón;
8 porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,
9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.
10 Por lo cual, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.
11 Mas en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón.
12 Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón nace por medio de la mujer; pero todo procede de Dios.
13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios con la cabeza no cubierta?
14 ¿No os enseña la naturaleza misma que al hombre le es deshonroso dejarse crecer el cabello?
15 Por el contrario, si la mujer se deja crecer el cabello le es honroso, porque en lugar de velo le es dado el cabello.
16 Con todo, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.
17 Pero al daros estas instrucciones, no os alabo, porque no para lo mejor sino para lo peor os reunís.
18 Porque primeramente, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros disensiones; y en parte lo creo.
19 Porque también es necesario que haya entre vosotros bandos, para que los que son aprobados se manifiesten entre vosotros.
20 Cuando, pues, os reunís en uno, esto no es comer la cena del Señor.
21 Porque cuando coméis juntos, cada uno toma antes su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.
22 Pues qué, ¿no tenéis casas para comer y beber? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he entregado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Porque todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere la copa del Señor indignamente será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa.
29 Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.
30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
31 Pues si nos examináramos a nosotros mismos, ciertamente no seríamos juzgados.
32 Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
33 Así que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, esperaos unos a otros.
34 Y si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando vaya.
1 Corintios capítulo 12
1 Y acerca de los dones espirituales, hermanos, no quiero que ignoréis.
2 Sabéis que cuando erais gentiles se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos.
3 Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
6 Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
8 Porque a este le es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; y a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu;
9 y a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu;
10 y a otro, el hacer milagros; y a otro, profecía; y a otro, discernimiento de espíritus; y a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
11 Mas todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere.
12 Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, que es uno, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
13 Porque por un solo Espíritu somos todos bautizados en un solo cuerpo, sean judíos o griegos, sean siervos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo; ¿por eso no sería del cuerpo?
16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo; ¿por eso no sería del cuerpo?
17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?
18 Pero ahora Dios ha colocado los miembros, cada uno de ellos, en el cuerpo, como quiso.
19 Pues si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
20 Pero ahora son muchos miembros, aunque un solo cuerpo.
21 Ni el ojo puede decir a la mano: No tengo necesidad de ti; ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
22 Antes, con mayor razón, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son necesarios;
23 y a aquellos del cuerpo que estimamos ser menos honrosos, a estos vestimos con más honra; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
24 Porque los que en nosotros son más decorosos no tienen necesidad; mas Dios ordenó el cuerpo dando más abundante honor al que le faltaba;
25 para que no haya disensión en el cuerpo, sino que los miembros se interesen por igual los unos por los otros.
26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros padecen con él, y si un miembro es honrado, todos los miembros se gozan con él.
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, lo segundo profetas, lo tercero maestros; luego milagros; luego dones de sanidades, ayudas, gobiernos, diversos géneros de lenguas.
29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros?
30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?
31 Procurad, pues, los mejores dones; mas yo os muestro un camino aun más excelente.
1 Corintios capítulo 13
1 Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.
2 Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy.
3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada impropio, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;
6 no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad;
7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y el conocimiento se acabará.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 pero cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Porque ahora vemos por espejo, oscuramente, mas entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, mas entonces conoceré como también soy conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
1 Corintios capítulo 14
1 Seguid el amor, y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.
2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, porque nadie lo entiende, aunque por el Espíritu hable misterios.
3 Mas el que profetiza habla a los hombres para edificación, y exhortación, y consolación.
4 El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica; mas el que profetiza edifica a la iglesia.
5 Así que, quisiera que todos vosotros hablarais en lenguas, pero más que profetizarais; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.
6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿de qué provecho os seré si no os hablare, o con revelación, o con conocimiento, o con profecía, o con doctrina?
7 Ciertamente las cosas inanimadas que hacen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de sonidos, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?
8 Porque si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?
9 Así también vosotros, si con la lengua no hablareis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que se dice?, porque estaréis hablando al aire.
10 Tantos géneros de lenguajes hay, seguramente, en el mundo, y ninguno hay sin significado;
11 mas si yo ignorare el valor del lenguaje, seré extranjero para el que habla, y el que habla será extranjero para mí.
12 Así también vosotros, puesto que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para la edificación de la iglesia.
13 Por lo cual, el que habla en lenguas ore para poder interpretarlas.
14 Porque si yo orare en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.
15 ¿Qué hay, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.
16 Porque si bendijeres sólo con el espíritu, el que ocupa el lugar de indocto, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias?, pues no sabe lo que has dicho.
17 Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.
18 Doy gracias a mi Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;
19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para que enseñe también a otros, que diez mil palabras en lenguas.
20 Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en la manera de pensar.
21 En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo, y ni aun así me escucharán, dice el Señor.
22 Así que las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.
23 De manera que si toda la iglesia se reúne en un lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?
24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;
25 y así lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.
26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación.
27 Si alguno hablare en lenguas, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete.
28 Y si no hubiere intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.
29 Mas los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.
30 Y si a otro que estuviere sentado le fuere revelado algo, calle el primero.
31 Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.
32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;
33 porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos.
34 Vuestras mujeres callen en las iglesias, porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también lo dice la ley.
35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es vergonzoso que una mujer hable en la iglesia.
36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios? ¿O sólo a vosotros ha llegado?
37 Si alguno cree ser profeta o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.
38 Pero si alguien ignora, ignore.
39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar en lenguas;
40 pero hágase todo decentemente y con orden.
1 Corintios capítulo 15
1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Porque primeramente os he entregado lo que asimismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
5 y que se apareció a Cefas, y después a los doce.
6 Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales la mayoría vive aún, y otros ya duermen.
7 Después se apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles.
8 Y al último de todos, como a uno nacido fuera del tiempo, se me apareció también a mí.
9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios que fue conmigo.
11 Porque, o sea yo o sean ellos, así predicamos y así habéis creído.
12 Y si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
13 Porque si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó;
14 y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, y vana es también vuestra fe.
15 Y aun somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;
17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
19 Si solamente en esta vida esperamos en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
21 Pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
22 Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.
23 Mas cada uno en su orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo principado, y toda autoridad y potencia.
25 Porque es necesario que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
27 Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Pero cuando dice: Todas las cosas están sujetas a él, está claro que se exceptúa a aquel que le sujetó a él todas las cosas.
28 Y después que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si de ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?
30 ¿Y por qué nosotros estamos en peligro a toda hora?
31 Os aseguro, por la gloria que de vosotros tengo en Cristo Jesús Señor nuestro, que cada día muero.
32 Si como hombre batallé en Éfeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha, si los muertos no resucitan? Comamos y bebamos, que mañana moriremos.
33 No erréis: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.
34 Volved a la sobriedad, como es debido, y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.
35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
36 Necio, lo que tú siembras no se vivifica si antes no muriere.
37 Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de algún otro grano;
38 mas Dios le da un cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.
39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne ciertamente es la de los hombres, y otra carne la de las bestias, y otra la de los peces, y otra la de las aves.
40 Y hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales y otra la de los terrenales.
41 Otra es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas; porque una estrella es diferente de otra estrella en gloria.
42 Así también es la resurrección de los muertos: se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción;
43 se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder;
44 se siembra cuerpo natural, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural y hay cuerpo espiritual.
45 Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo natural; luego lo espiritual.
47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49 Y como trajimos la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
50 Pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
51 He aquí, os digo un misterio: Ciertamente, no todos dormiremos, pero todos seremos transformados,
52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados sin corrupción, y nosotros seremos transformados.
53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
54 Y cuando esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
56 Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
57 Mas a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
1 Corintios capítulo 16
1 En cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.
2 Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, guardándolo, según Dios lo haya prosperado, para que cuando yo llegue, no se hagan entonces colectas.
3 Y cuando llegue, los que hayáis aprobado por cartas, a estos enviaré para que lleven vuestra dádiva a Jerusalén.
4 Y si fuere apropiado que yo también vaya, irán conmigo.
5 Iré a vosotros cuando haya pasado por Macedonia, porque por Macedonia he de pasar;
6 y puede ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir.
7 Porque no os quiero ver ahora de paso, sino que espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite.
8 Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés,
9 porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios.
10 Y si llegare Timoteo, mirad que esté con vosotros sin temor, porque hace la obra del Señor así como yo.
11 Por tanto, nadie lo tenga en poco, sino encaminadlo en paz para que venga a mí, porque lo espero con los hermanos.
12 Acerca del hermano Apolos, mucho le he rogado que fuera a vosotros con los hermanos, mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad.
13 Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente y esforzaos.
14 Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
15 Os ruego, pues, hermanos (ya conocéis a los de la casa de Estéfanas, los cuales son las primicias de Acaya, y que se han dedicado al servicio de los santos),
16 que vosotros os sujetéis a los tales, y a todo el que ayuda y trabaja.
17 Me regocijo con la venida de Estéfanas y de Fortunato y de Acaico, porque estos suplieron lo que faltaba de vuestra parte.
18 Porque dieron reposo a mi espíritu y al vuestro; reconoced, pues, a los tales.
19 Las iglesias de Asia os saludan. Os saludan mucho en el Señor Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa.
20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con beso santo.
21 La salutación es de mi propia mano, de Pablo.
22 Si alguno no ama al Señor Jesucristo, sea anatema. Maranata.
23 La gracia del Señor Jesucristo sea con vosotros.
24 Mi amor sea con todos vosotros en Cristo Jesús. Amén.
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